Sobre mi (Parte 1 de 5)

Posted: | Publicado por Victor Acosta |

La inocencia Entrepreneur

Era una agradable tarde de marzo, apenas habían sido dos días en que debido a mi cumpleaños mi mama me había comprado un pastel, un pantalón para la escuela y me había regalado una docena de lápices, pero no cualquier lápiz, eran de cera de la mas alta calidad, me dijo que eran para que no tuviera que comprar lo que restaba del año; y ahí estaba yo, dos dias después contándole a mi familia el negocio de mi vida, vendí los lápices por separado, hice una pequeña división, una multiplicación, algo de marketing, unas ventas, y ¡listo!, había duplicado la inversión original de mi benefactora, volví a invertir en otra docena de lápices y las ganancias se fueron directamente a viáticos, todavía recuerdo los doritos con salsa valentina y la soda en bolsa, en aquellas épocas tenia alrededor de 9 años y estaba en primaria, mi primer transacción empresarial fue y ha sido la mas exitosa hasta este momento.

La pasión por las ventas no era precisamente por el dinero, por ejemplo: cuando vendía piedras pintadas con acuarelas fue para que las personas tuvieran piedras llamativas en sus casas y no solo piedras aburridas; la venta de tarjetas de colección para el álbum de batman no era para hacerme millonario, era por un deseo de que toda la pandilla tuviéramos el álbum completo; cuando compraba burritos al mayoreo era para que nadie tuviera hambre al momento de repasar la tabla del seis durante clases .

La rebeldía de no ser igual

En la secundaria me expulsaron del equipo de fútbol, raramente me presentaba a los entrenamientos o a los partidos, la razón es muy simple: a la hora de ir a las canchas a ver a los demás patear el balón mientras yo me quedaba en la banca (incluyendo los entrenamientos) pasaba Dragon Ball y Sailor Moon, esas joyas del arte japonés definieron totalmente mi forma de ser, aunque en la actualidad todavía no he podido realizar un Kame Hame Ha ni transformarme en Súper Sayajin he aprendido que no tienes que hacer las cosas que a los demas les gusta, no tienes que fumar o tomar alcohol por que los demas lo hacen, no tiene por que caerte mal esa persona nadamas por que a todos les cae mal, ese empleo que te esta comiendo el alma minuto a minuto, esa carrera que no te gusta, ese negocio que detestas . . .

Por esta época también aprendí del rechazo, la compañera de clase que me gustaba y que estaba enamorado (en la adolescencia siempre es amor) después de tantas cartas de amor que nunca le di y mas de mil horas de platicas sobre temas banales en los que nunca me atrevi a confesarle nada, me arme de valor y se lo dije, como era de esperarse fue un rotundo rechazo con la clásica frase: te quiero como amigo. Cuando eres joven e inexperto, puedes tomar muchas decisiones equivocadas, yo tome la decisión de ¡PERDER EN GRANDE!, no iba a permitir que este suceso me marcara de por vida así que lo que hice fue que a la gran mayoría de mis compañeras les pedí que fueran mis novias, todavía no se si por compasión, lastima o galanura, algunas dijeron que si, pero aun pudiendo tener mi propio harem a tan temprana edad, todo lo tome como un gran juego, repito, era joven e inexperto.

En el bachillerato descubrí el gusto por la docencia, aunque la mayoría opinaba que me gustaba llamar la atención, pasar al pizarrón y saber como resolver ese problema de física o de calculo donde todos los demas fallaban para mi era lo máximo, eso de que te pidan ayuda en cuestiones que tu entiendes sin tanto problema te da una sensación de satisfacción increíble, por estas épocas comencé a trabajar para pagarme la escuela, creo que es muy justo decir que el sentido de independencia que te proporciona el dinero es algo muy noble, caminas, actúas, piensas y hablas diferente, con mas seguridad, cabe recordar que tener una gran fortuna económica no es la meta, la meta es ser feliz, y yo lo era con mi salario mínimo, mi trabajo y mis medianamente buenas calificaciones, la juventud y la escuela suelen ser lo máximo, lastima que nos damos cuenta de eso hasta que ya paso esa época

¿Suerte o merito propio?

Decidí entrar a estudiar Ingeniería en Sistemas Computacionales debido a que quería aprender a hacer un macro en Word y formulas en Excel, tal vez ya en la maestría aprendería a hacer presentaciones en Power Point, como es de imaginarse, el primer semestre tuve que aprender a burlarme de mi mismo, nadie me creyó mis razones para ingresar a estudiar esta carrera. (Por cierto, hasta la fecha todavía no se hacer macros ni formulas, creo que ha veces, aprender por aprender no funciona si no te interesa)

Al día siguiente de que se publicara que había sido admitido al Instituto fui a buscar trabajo de capturista, mi pensamiento era de que un ingeniero en sistemas tenia que saber escribir veloz y correctamente en un teclado, no pase la prueba pero tuve la gran suerte de que existia un programa intenso para aprender a teclear, a las 3 semanas ya era todo un capturista de datos bilingüe, a los 6 meses ya tenia principios de hemorroides, gastritis y colitis, no podía tener abiertos los ojos mas de 5 segundos seguidos ya que la pantalla me comenzó a afectar mi vista, y lo peor de todo, cada vez era mayor mi urgencia de salir corriendo de ese lugar, era tan aburrido esas tareas repetitivas que me quedaba dormido, tenia que tomar coca cola con cafi-aspirinas para mantenerme despierto (de ahí comenzaron mis problemas de salud),

Un día asistí a una exposición sobre tecnología OCR, el expositor era el gerente general de Sistemas y la platica la dio en ingles, al termino de la presentación me acerque y le dije en un ingles pésimo que trabajábamos en donde mismo, no se si fueron mis grandes y redondos ojos café claro o el hecho de estar temblando de lo nervioso que estaba que me pidió mi nombre completo y el área donde me encontraba, dos semanas mas tarde me hablaron para una entrevista, recuerdo que la persona encargada del departamento de Sistemas me pregunto que era lo que yo sabia sobre computación, le conteste con toda franqueza: Word, Excel e Internet, todavía no estoy seguro pero creo que el pensó que yo estaba jugando y que realmente sabia mas de lo que yo decía, al día siguiente ya era yo parte del departamento de Sistemas . . .

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